>Haciendo el trabajo sucio – Parte I

La lluvia finalmente paró y el sol salió por algunas horas, así que tenía que aprovechar bien. Tan pronto como pude, puse manos a la obra con mi último proyecto, el cual, por cierto, había dejado a medias. El proyecto más sucio de mi vida.
No miento. Aunque me dé vergüenza, les muestro la evidencia.
Sí. Las cosas se pusieron MUY feas. Pero dejen empiezo por el principio.

Hace dos días fui al vivero y compré lo siguiente:
Dos bases giratorias.
Dos macetas de barro enormes (esos son mis zapatos, así que imagínense).
Y…
Dos Eugenias. ¿Habían escuchado ese nombre para una planta?
Echen un vistazo más de cerca.
Me gustan.
Estaba ansiosa por llegar a casa con mis Eugenias.
Pues llegué de hecho a la casa y le enseñé todo a mi marido. Él no podía creer el tamaño de las Eugenias, y la verdad, ¡yo tampoco! Eran ENORMES para la casa. ¡Y pesadísimas! (Aquí entre nos, yo no podía ni a las plantas, ni a las macetas, así que imagínate).
Pero mi esposo es comprensivo, y siempre me apoya con mis proyectos y locuras =). Me ayudó a bajar todo del carro.
No sabíamos ni por dónde empezar. Yo quería pasar los árboles a sus macetas en el jardín, para no hacer un tiradero dentro. SIN EMBARGO, si cada planta era pesadísima en la bolsa, imagina cómo iba a pesar ya con maceta. ¿Cómo le íbamos a hacer para subirlas al cuarto y ponerlas en el balcón?
No había mucho qué pensar.
Mi esposo subió todo, y el trabajo sucio empezó.
Así es. También usamos un cuchillo.
Aunque la chica del vivero me dijo que las plantas encajaban perfecto en las macetas, las Eugenias no cupieron. NO había manera de meterlas. Como mi esposo es tan práctico, inmediatamente bajó a la cocina por el cuchillo más grande y filoso (tipo carnicero) y yo me puse a cortar literalmente lo que no cabía dentro de la maceta. Por supuesto tuve que cortar raíces también. Pero al final lo hicimos. Al menos llevábamos la mitad del camino.
Por cierto, las lluvias empezaron justo el día que compré las plantas, así que puedes imaginar el desastre que terminó haciéndose en el balcón. Pero fue un día súper divertido. ¡Gracias a Dios pensé en las bases giratorias!
Te espero mañana para la segunda mitad de la historia.
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